El último
Chromebook de HP
es barato y colorido. Pero esconde además una sorpresa. Puede
considerarse como uno de los primeros portátiles que pueden cargarse a
través de USB.
No es lo más conveniente. Conectado al USB de un ordenador tarda
varias horas en llenar su batería. Es más o menos lo mismo que ocurre
cuando tratamos de cargar, por ejemplo, una tableta a través del USB del
sobremesa. Es un proceso mucho más lento que hacerlo a través del
transformador USB para el enchufe de pared.
La razón es que cuando Intel sentó las bases de la arquitectura USB
la alimentación no era una de sus inquietudes. Se trataba, en
definitiva, de buscar una forma de conectar periféricos al PC para la
transferencia de datos, no de corriente. Los puertos USB 2.0 y 3.0
pueden cargar pequeños dispositivos, como móviles, o hacer funcionar
discos duros que no requieran mucha energía, pero no son capaces de
alimentar grandes dispositivos.
La organización USB (el consorcio que marca el estándar que siguen
los fabricantes) ha finalizado por fin la propuesta de lo que se ha dado
en llamar
USB PD (USB Power Delivery), una nueva especificación que permitirá
transferir hasta 100 vatios
de potencia a través de un puerto USB. La mayoría de las conexiones
actuales de USB soportan unos 2,5 vatios ( 500 mA x 5 V.) o entre 10 y
12 vatios (en los transformadores que se conectan a la pared), así que
es un salto importante.
Con USB PD se podrán cargar portátiles, equipos de sonido e incluso
televisores en el salón. Salvando los electrodomésticos de alta potencia
(lavadoras, secadores de pelo, cocinas, etc...) USB PD podría sustituir
fácilmente la mayoría de los enchufes de casa, con la ventaja de que,
además de energía, se puede usar para transferir datos y que las
conexiones son compatibles con los puertos actuales. Los dispositivos
tendrán que estar preparados para el nuevo estándar, pero aquellos que
no lo estén podrán conectarse también y funcionar tal y como lo han
hecho hasta ahora.
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